En mi caso, la decisión de inscribirse a un Ironman implica llegar a acuerdos con mi esposa. Es por eso que antes de inscribirme a Boulder decidí conversar con mi entrenador, Roberto Solano, para que me explicara cómo sería el proceso de entrenamiento que me recomendaría y para contarle que uno de mis deseos era no entrenar domingos. Desde hace muchos años decidí que ese día lo dedico 100% a mi esposa y mis hijas y la verdad lo disfrutamos muchísimo.
Roberto me dijo que no entrenar domingos era manejable y que no serían mucho más horas de entrenamiento a la semana de lo que ya venía entrenando. Fue así como me animé y me inscribí, muy motivado porque además de mi hermano Erick, otros amigos y compañeros de entreno también se apuntaron al reto.
Los entrenamientos enfocados al IM empezaron en marzo: lunes fondo de carrera, martes natación, miércoles bici, jueves pista, viernes natación y bici y sábados fondo de bici con transición. Tal como me lo había dicho “el coach” el promedio de horas semanales pasaron de 10 a 12 aproximadamente. Solo en algunas y pocas semanas llegué a entrenar 14-15 horas pero siempre respetando mis domingos.
Después de muchas madrugadas y fondos pero al mismo tiempo de muchísimos momentos de risas y vacilón con los “zorros” compañeros de entreno, llegó el momento del evento. Gracias a Dios durante todo el proceso no tuve enfermedades ni lesiones de qué preocuparse, llegué en buena forma y listo para disfrutarlo al máximo.
Ya en Boulder solo quedaba cuidar la alimentación (agradecimiento especial a mi cuñada Tati por el almuerzo y cenita previo al evento), armar y probar la bici, nadar con wetsuit para ver si se sentía el efecto de la altura y esperar el día. Llegué jueves en la tarde y la competencia era domingo.
Y el día llegó: desayunito a las 4 a.m. (huevito con arroz y tostadas con jalea), dejar bolsas de Special Needs, montarse en el bus que nos llevaba al lago (ahí nos dijeron que el wetsuit era opcional…ni modo), dejar ánforas e inflar bici y luego al agua....me decidí hacerlo sin wetsuit para salir cerquita de los compas del grupo.
Así empezó la aventura, mentalizado a disfrutar cada momento de las siguientes 11 horas. Salí del agua sintiéndome muy bien (y para haber nadado sin wetsuit el tiempo estuvo dentro de lo normal….80 minutos). Transición con mucha calma porque venían 180 km de bici…me tomé una ánfora completa de hidratante con carbo pro….no estoy seguro pero creo que eso o el agua del lago me afectaron mi estómago. Empezando la bici sentí un malestar…el estómago inflamado e irritado. Traté de no hacerle mucho caso aunque cada vez que comía o me tomaba algo volvía la sensación de pesadez. Como a los 40 km, creo, alcancé a mi hermano y luego a Charlie Alpizar. Un poco más adelante a Fabián Fernández. Hablamos y acordamos no separarnos mucho para bajarnos a correr juntos. Las dos vueltas de la bici hasta la milla 85 estuvieron muy manejables e incluso un poco más rápidas de lo que tenía planeado (a la mitad del recorrido mi tiempo era de 2 horas y 38 minutos). En Special Needs me bajé a tratar de “resolver” lo de mi malestar estomacal pero no se pudo!!. De la milla 85 hasta el final del recorrido la cosa se puso dura, muchas cuestas largas y con una pendiente importante (“revienta piernas total”) que me hizo bajar la velocidad promedio. Terminé la bici en 5:30, tiempo exacto que había estimado.
Transición 2 también con mucha calma y a empezar la maratón. El plan de correr con mi hermano y con Fabián, con quienes había entrenado muchos fondos de carrera, nos alcanzó hasta el km 4 o 5. Después de eso nos empezamos a separar; la verdad me costó mucho, con el estómago irritado mi alimentación no había sido la mejor y además el recorrido no se prestaba para montar paso por lo cortado que era. Tuve que caminar varias veces no sólo en las estaciones de asistencia que era lo que había planeado. Pero bueno, eso no me impidió dejar de darle hasta el final. Mi hermano Erick, que se había quedado un poco atrás, se notaba muy recuperado. Yo por el contrario sentía que ya no podía correr más y había pensado terminar caminando. Erick me ayudó y me motivó a dar lo que me quedaba en esos 4 kilómetros que faltaban y lo mejor de todo fue que logramos entrar juntos a la meta....esa llegada será inolvidable...definitivamente ahí se olvida todo el esfuerzo hecho. Tiempo de carrera 4 horas y 7minutos. Tiempo total de 11 horas y 13 minutos.
En resumen: un proceso de entrenamiento muy manejable para mantener un buen balance con el trabajo y el tiempo en familia, un gran grupo de amigos y triatletas y un recuerdo inolvidable de un evento que estuvo muy duro pero que se disfrutó hasta el final y se cerró con broche de oro cruzando la meta con mi hermano.
Un agradecimiento especial a Roberto Solano por su profesionalismo, compromiso y seguimiento durante todo el proceso e incluso el día del evento en Boulder, a los zorros compas de entreno por tantos y tan buenos momentos compartidos, a mi hermano Douglas por acompañarme en muchos entrenamientos a pesar de que no iba a Boulder, a mi otro hermano Erick por llevarme a esa meta y cruzarla abrazados y a mi esposa Sylvia Quiros por siempre apoyarme y cuidar de mis princesas mientras yo me entreno.
El más importante y el mayor de los agradecimientos a Dios por darme la salud y los medios para vivir este tipo de experiencias que disfruto tanto, sin EL nada de esto sería posible.